domingo, 13 de junio de 2010

El Loco


Un desdoblamiento. Dos socias calvas intentando ponerse de acuerdo. La proyección de uno. Dos mellizos con distinto look. Las caras de una misma moneda. Una pareja enamorada. Metáforas. El fondo es la nieve, una pared pintada de blanco, la nada, el mero papel ideal para manchar con acuarelas. Uno a veces piensa, y habla, mueren y nacen sonidos, algo que espanta o libera. Y a que lugar del alma puede llegar ese mensaje? Pienso en barreras, en puentes. Suspiro.
Hace algunos dias me preguntaron, via e-mail, desde que edad dibujaba. Contesté casi sin dudar que desde los cinco o seis años. Dibujaba partidos multitudinarios de futbol mientras soñaba con una foto junto al Loco Hugo Orlando. Me pregunto que estará haciendo mi arquero favorito en este momento, extrañará las bermudas? Pensará seguido en Cassius Clay? Mientras cursaba una materia en el ciclo básico de Diseño Gráfico (que luego abandoné por Psicología, que luego abandoné por Ciencias de la Comunicación, que luego casi abandoné por el Conservatorio de Música) me pidieron que dibujase en una hoja de considerable tamaño el momento que mas me hubiese gustado vivir en mi vida. Apenas puse manos a la obra gasté varias noches y amaneceres dibujándolo al Loco, a mi al lado de él, a los fotógrafos de “El Gráfico” inmortalizando el momento y a la cancha de Boca repleta, llena de gente. Era un domingo que siempre imaginé soleado, con el olor del río y del barrio, y en una casilla chiquita, en la bandeja mas baja, se lo podía ver pintado al Gordo Muñoz. Me pusieron una buena nota. Se notaba el esfuerzo. Sin embargo, años mas tarde, volví una y otra vez a La Bombonera y me encontré, fin de semana tras fin de semana, bajo el arco azul y oro, con un ejército de marmotas que perfectamente podrían haber sido suplantados por un solo manco, e incluso un ciego. Me desilusioné y por un momento, un solo momento del cual todavía me arrepiento, pensé en asociarme al club River Plate. Pasión por el cuadro con que uno nació y se crió, dirán ustedes. Puede ser. Hoy veo los colores de Boca y todavía me emociono, pero ya dejé de ir a la cancha.

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