domingo, 27 de febrero de 2011

Pintar


Prendo y apago luces a mi antojo. El lugar es grande y uno incluso puede nadar si así lo dispone. Podemos ser exigentes y pedir un martini de verano pero, descontando que a esta altura en donde asoma el frío y tose el descuidado, el brebaje dando vueltas alrededor de una aceituna o una guinda acuchillada, a la sombra de una palmera de plástico…mmm, no se, ustedes que dicen? Yo siento una arcada. Digamos, y seremos leves, que el martini ya es un trago berreta y trillado, entrañable, si, uno se acuerda de Bond y bla bla, pero a un buen cabernet no hay con que darle. Y por mas que Bond también lo tome cuando viaje en el tren bala que une Liechtenstein con Saturno, es bueno recordar que después de todo, uf, también es la sangre de Cristo.

Sabiendo esto nos podremos olvidar enseguida de ese detalle. Y seguir nadando. El agua, la de verdad, la que conocemos y sentimos, no existe en términos prácticos. O si, pero básicamente como un pequeño motor de una empresa que puede llevar meses de funcionamiento. O un par de días. Depende de la intensidad, honestidad, felicidad, compromiso con la obra y llegado el caso, por que no?, el público. Todos lo piensan. Salinger, a quien me gusta leer y releer, ya fue. Al menos el que fue es su papel representado con tanta furia tenaz. Leí una vez en un blog europeo a un guarango que hablaba del célebre escritor como si fuese un freakie encerrado en un baño sucio que se tragaba su propio pis. No da para tanto. Insultemos al Presidente, a la rama mas fuerte de los hipócritas, a los muy necios o a los soberbios con mucha mala leche. Pero no insultemos al que al fin y al cabo fue  ( va servido para el inconsciente colectivo) un pobre tipo que vivió encerrado como un hongo reseco y aburrido. Ahora, entre nos, él, fuera de todo contexto, imagino, debe haber entrado aplaudiendo a habitaciones gigantescas en donde un montón de musas bailaban el hula hula en lo de Xuxa. Lástima, por mas que haya sido, que se conozca tan poco material del amigo eremita.

Porqué no veo rosas azules? Cuanto tiempo puedo aguantar despierto?

La vida cada uno la vive como puede. Y en ese poder hay un montón de colores. Los que aparecen como un destello tonto a la hora de comprar tal o cual detergente, el abanico que nos muestra las secuelas de vivir aislados, el otro, el que enseña la necesidad de estar permanentemente rodeado por la hinchada de Huracán. Hay tonos neutros que nos transportan sin pasar demasiada factura al terreno en el que nosotros, oh, iluminados, juntamos las manos hacia el cielo y le suplicamos a sus colores cambiantes que nos de algo mas cercano a lo que casi todos calificamos de vez en cuando como normal.

Y el agua como pequeño motor encenderá al acrílico y se producirá, atenti, una epifanía. Que palabra! Que suenen ahora dos mil millones de trompetas. Que caiga la nieve! Que llueva! Pero despues quiero los tapones para mis oidos asi duermo tranquilo, pensando en el agua que enciende y apaga las luces a su antojo.