jueves, 20 de octubre de 2011

Tanteo de un boceto que podría llegar a ser existencialista o nostálgico


Tiro la cuerda hacia el jardín de mi memoria y veo, e incluso siento, momentos que duran apenas lo suficiente para que pueda corroborar que aquello fue cierto. Estoy hablando de mi existencia mas remota, desde los diez años hasta que vine al mundo. Recuerdo por ejemplo a las ¨señoras grandes¨ que me agarraban los cachetes y me sacudían mi melena rubia alla Carlitos Balá, y yo, suspirando como ante un trámite molesto, me relamía por dentro ya que después de la pesadilla me esperaba el Coloso, Herr Mistercapitán Piluso con el Nesquik y las Ondinas, uno de los primeros manjares dulces a los que tuve el privilegio de acceder. Recuerdo también aquella vez en la que mi querido primo y mi padrino me sacaron las alpargatas para tirarlas a un charco de agua podrida ( y en consecuencia, se sabe, poner la suela del calzado como una piedra) justo a la entrada de la Bombonera, un Boca-River en el que si o si iba a tener que saltar. Ah, que nostalgia que abriga mi pretérito. Los pocketers me parecían "El" must de la sofisticación, los autitos matchbox un adelanto a lo que después vendría dentro de esos universos que recrean la ciencia ficción. Me sentí mas que satisfecho con la lectura de “Los viajes de Marco Polo”, un volumen de mi primer biblioteca juvenil, la de Grolier que se imprimía en Panamá. Devoraba además la “Humor”, la “Mad¨ y Pepe Sanchez me parecía el tipo mas divertido del mundo. El Topo Gigio también me hacía reir pero al mismo tiempo me parecía un salame importante y el teatro general San Martín era, por aquel entonces, como ingresar con pies de plomo a la nave de los sueños. Los veranos podían ser en las afueras de la ciudad de Córdoba o recorriendo el sur de Brasil con una multitud expectante dentro de un falcon naranja. Y varios días de invierno que transcurrieron en la playa, en Pinamar o Mar del Plata, sabiendo que siempre a la vuelta estaba el Italpark, que era como vivir por dos mangos en el mundo del Mago de Oz : la montaña rusa, el samba, la gruta del terror ( se llamaba así?), las tazas voladoras, los autitos chocadores y el matter horn, juego que terminó con la clausura del lugar luego de un accidente mortal. Aún así, juro ante escribano público a punto de recibirse que pagaría lo que pagué para ir a ver al lider de Pink Floyd en marzo por pasar una sola hora en aquel parque de ensueño.