lunes, 24 de mayo de 2010

Agua


Agua, bendita tú eres entre todos los elementos.
”Todo fluye”, dijo un gran filósofo presocrático mientras miraba como el agua de un río griego se iba para nunca mas volver a ser la misma, al margen de que tantos poetas se hayan esforzado en suspenderla en el tiempo y el papel por medio de sus epifanías.
No me imagino una vida sin agua. Necesito desesperadamente ver, al menos una vez al día, un poco de agua. Tiempo atrás, mientras hacía una terapia lacaniana con intermitencias y empezaba a ganar mis primeros pesos y pasos con la fotografía, la psicóloga de turno me preguntó cual era mi foto soñada, la foto ideal para venderle, llegado el caso, a los de la National Geographic. Le contesté que me imaginaba vestido con un traje de buzo, cámara acuática en mano, zambulléndome en algún canal transitado de Venecia. Haría un pequeño esfuerzo por llegar al fondo de esas aguas que en algún momento fueron putrefactas, me instalaría ahí, entre el lodo y el misterio y, con el sol arriba, brillando orgulloso al mediodía, esperaría a que pasase alguna góndola grandiosa, de esas atiborradas de turistas. La acción imaginada era muy simple, click, click, tomaría, invisible desde la superficie, la base de la embarcación desde allí abajo, ubicaría el sol en alguno de los ángulos de peso y la enmarcaría con el celeste poderoso de las aguas que hoy conforman los canales. Ella anotaba, no decía nada. Años mas tarde pude conocer la ciudad de Vivaldi, de Marco Polo, pero no pude hacer la foto. Las cámaras acuáticas son muy caras y me imaginé que para ejercer mi temprano oficio de buzo iba a necesitar,como mínimo, sortear un montón de obstáculos burocráticos para obtener un permiso municipal. De este modo me conformé sacándole algunas fotos a las palomas de la plaza famosa, calles, bares y canales poco transitados. Tengo las diapositivas pero no cuento con scanner, disculpen, por eso no las cuelgo.
Agua. Con ella podemos cocinar, bañarnos, relajarnos, fortalecer los músculos del cuerpo y el cerebro por medio de la natación. Nadar, lo mas parecido que encontré en esta vida a volar. Podemos, también, enfermarnos, ahogarnos, ir al Ganges y, si así lo deseamos, depositar los restos mortales de nuestros seres queridos. Nosotros, humanos defectuosos, estamos compuestos en gran parte de agua. Podemos, claro, tener sueños. Un sueño como el que me atrapó la otra noche. Yo estaba sentado en el fondo de un cráter lleno de agua, no la veía, pero sabía que alrededor, dentro de todo lo que me rodeaba, estaba la luna.La imagen era irreal, magnífica. Me costó despertarme y cuando lo hice maldije hasta despues del desayuno la absurda cotidianeidad.
Estudios de la FAO señalan que uno de cada cinco paises en vias de desarrollo tendrá problemas de escasez de agua antes del 2030. Otro dato curioso: cada vez que lavamos los platos, en un día y por lo general, estamos usando un total aproximado de 100 litros. Damas y Caballeros, habrá que ponerse las pilas y cuidar el tesoro, prestar atención, pregúntenle a los océanos si tienen dudas, ellos hace 4.000 mil millones de años que nos acompañan.

martes, 11 de mayo de 2010

Blanco


Este dibujo fue hecho en el medio del caos. Un caos interno. Sin embargo transmite muchísima tranquilidad, o no? El tipo ahí, quieto, con cara de pocker, sosteniendo un árbol de acuarelas. Lo hice apenas volví de Europa, luego de vivir cinco años en aquel continente. Allí hice mi primera exposición internacional, en Barcelona, que fue un humilde éxito, pero curiosamente desde aquel entonces no había vuelto a agarrar un pincel o, mejor dicho, una rotring.
No soy budista pero durante alguno que otro momento del día le pego en el palo, siento que logro el “dharma”, palabra sánscrita que significa “la conducta adecuada”. Lo noto en cierta tendencia a perdonarme a mi mismo, a los demás, o en un enfoque mental y estético que apunta a lo espartano.Lo básico. El efecto,bueno, a veces dura poco pero la tendencia, creo, va in crescendo. En aquel momento, mientras hacía el dibujo, lo único que me importaba era tranquilizarme. Podría haber exorcizado mis fantasmas dibujando monstruos ( tengo una simpática colección con un montón de ellos) , hectolitros de sangre, bombas atómicas, etc. Pero no. Me salió esto. Es curioso como por momentos todo se entibia, se enfría adentro de uno y logra casi el efecto deseado. Puedo, tranquilamente, hacer el mal con ese efecto pero por ahora, y espero que dure, perdure, prefiero hacer el bien. Después de todo es una elección que, me imagino, no lleva mucho tiempo. Blanco? Negro? Gris? El gris muchas veces me aburre. El negro, durante la adolescencia, podía llegar a ser tentador pero ya a esta altura, en fin, también me aburre. Hoy en día prefiero tener una superficie lisa, llana, limpia y blanca en donde pueda cavar un pozo para depositar el resto de mis colores

sábado, 8 de mayo de 2010

De repente


De donde surgen las ideas? Que matices tendrán los resortes internos de nuestro cerebro que nos llevan a tal accíón o reacción? Uno puede hacerse millonario con un destello que ilumine una zona que hasta ese momento estaba dormida adentro de nuestra cueva que casi todo, poco a poco, tarde o temprano, lo procesa. O puede abrir una puerta que nos mostrará que las cosas no son como esperábamos. O tal vez si.
Pienso ahora, y dejo vagar mi mente a su libre albedrío, en Rimbaud, en Pollock, en( porque no?) Michael Jackson. Pienso, y soy mas estricto, en Bolaño, en Jim Morrison, en mi estimado Borges. Pienso incluso en Alejandra Pizarnik. Puedo pensar en miles, millones , el mundo, a esta altura, esta lleno de ídolos, vivos o muertos, muchos de ellos con status de héroes, incluso de dioses. Humanos, como nosotros que, valga la vulgaridad, cagaron y mearon como cualquier vecino pero que supieron sacar provecho de sus ideas. Rimbaud y la Pizarnik, todo hay que decirlo, apenas pudieron ver el fruto de su cosecha, pero casi todos los demás, con la paciencia y el trabajo de una hormiga, hicieron un gran esfuerzo para poder encandilarnos. Nombres y apellidos, al fin y al cabo. Pagamos, deseamos, pensamos, copiamos, alguien dice algo y acto seguido lo hacemos propio, lo amoldamos, lo tergiversamos, lo adaptamos a nuestra conveniencia. Queremos correr esa extraña carrera, ganarla. Y parece estúpido, pero así funcionamos. La vida, a veces, es un gran teatro repleto de obviedades.

domingo, 2 de mayo de 2010

Calle


Caminante, no hay camino? A veces uno es sacudido por el tiempo o las circunstancias y se detiene en el medio de la nada. Vacío, que genera incertidumbre, o que también puede brindar las armas para decidir los colores necesarios con los que queremos pintar el resto de nuestras vidas. O buena parte de ellas.
La imagen que les muestro, es cierto, no invita a la alegría. Lo digo por los adoquines centenarios que parecen teñirlo todo de gris. Sin embargo por allí hace añares que circulan coches, colectivos, motos, gente, llueve, la luna lame las piedras y hoy, es muy probable, alguna hoja que luce orgullosa su amarillo de otoño aterriza suavemente sobre la superficie dura, muerta. Y, aunque ella señale con su caída el fin de su existencia, al ser dominada por el viento marcará una nueva dirección. Uno puede jugar a hacerse el distraído, no prestarle atención, despues de todo, a quien le importa una hoja que acaba de desprenderse de un árbol urbano? Puede darse también el caso de optar por seguir su vuelo con la mirada, hasta que se pierda de vista y nazca el mero, temprano recuerdo de su color.