lunes, 14 de junio de 2010

Money


Que carucha, no? Así, al voleo, parece un rockero viejo, uno de los menos conocidos de alguna banda como, pongámosle, “Vox Dei”. Pero no, es Mister Franklin, hombre prolífico que cultivó varias artes y ciencias, decimoquinto de un total de diecisiete hermanos. Me imagino que él nunca se imaginó que iba a ser uno de los rostros que mas circulación tienen en el mundo actual. Si estuviese vivo, deliro, probablemente se hubiese asesorado con alguna buena agencia de publicidad para pedir algún tipo de cometa por uso y abuso de imagen. Y el tipo no es feo, bah, al menos no tiene cara de malo. Sin embargo está asociado con algo maldito, sucio, asesino, traidor, mentiroso…y necesario.
Dinero. Vivimos, e incluso muchas veces morimos, para conseguirlo. Nos desvivimos, nos enfermamos, nos sometemos y, ay, nos alegramos cuando lo obtenemos. Me gusta tener siempre algún billete de grueso calibre en el bolsillo pero, para serles sincero, no me deprimo demasiado si llevo nada mas que un par de monedas.Me siento liviano, tranquilo hasta que, realitas obliga, suspiro al darme cuenta que ese par de monedas no me van a servir de nada a la hora de pagar la cuenta del supermercado. Desvivirse, enfermarse, someterse y,en fin, alegrarse cuando se obtiene y se vuelve a casita con las bolsas cargadas. Un círculo vicioso. Vicio asqueroso?
Que sería del mundo sin el dinero? Se argumenta con simpleza que su existencia se justifica para evitar las ineficiencias del trueque ( uno puede necesitar algo pero el otro no) y el ser humano, cuando no, es un animal de costumbres. Que pasaría si desapareciese durante un tiempo de nuestras vidas? Nadie, me imagino, quiere volver a la edad de piedra, pongamos por caso pero, sobre todo en momentos de máximo stress, el altermundismo e ideologías adyacentes se presentan en el horizonte como utopías plausibles. Y uno, tenso, temeroso, influenciado, sueña con romper con un ladrillo extra large la vidriera de alguna ostentosa multinacional. O, ya en plena vigilia, desesperados, nos da vueltas y vueltas( no me digan que a ustedes no) la idea de robar con la careta de Batman algún banco repleto de brillantes, salvadores y sólidos lingotes de oro. Pero, burgueses como somos, terminamos conformándonos con un buen sillón y la lectura y la relectura de los ensayos de Chomsky, de Arundhati Roy ( amén de su best seller, ganador del Booker Prize, el cual recomiendo sin titubear), por citar a un par de mentes inquietas comprometidas con este tema de alcance global.
Guita, money,mosca, biyuta, morlacos y luquitas, rupias, euros y parné, canta Cadicamo.Billetes, monedas, cheques, acciones pueblan nuestros sueños y pesadillas en las que la plusvalía somete a gran parte de la humanidad. Así estamos. Así somos. Y por casa, como andamos? El oro y la plata conservan sus propiedades a pesar del paso del tiempo pero el peso argentino, me imagino, se debe sentir como alguien que envejece rápidamente y se pudre en el trayecto mientras mira a los otros, el dólar, el euro, como si fuesen un trémulo retrato de Dorian Gray.
Dinero, que levante la mano bien alto el que puede vivir sin dinero.

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