martes, 27 de noviembre de 2012

Aproximación al "juego" contemporáneo


Si yo juego, tú juegas. Si tú juegas, él y ella juegan. Si él y ella juegan, nosotros jugamos. Si nosotros jugamos, vosotros jugáis. Si vosotros jugáis, ellos y ellas juegan. Si ellos y ellas juegan, yo, por supuesto, también juego, y así, ad infinitum…
O hasta que uno se detiene para preguntarse en que momento dejamos de jugar en serio. Jugar con las reglas originales de un juego, aquellas que señalan que un acto lúdico, el primigenio, la genesis del fair play , es el equivalente a divertirse, competir sanamente, sentir y compartir un gran momento de alegría. Entonces : ¿en que momento se instauró entre nosotros la dilación, con su correlato, la aburridísima, previsible y monotemática histeria ( cada vez mas notoria también en el flanco masculino), o la especulación tan gélida y obvia que envuelve como una víbora enferma y marchita a la ausencia de respuestas prometidas con sus motivaciones? Al ir creciendo, mientras uno es adolescente (un poco tonto como todo adolescente) casi no se da cuenta de la diferencia que existe entre la diversión y la reverenda gansada. Pueden pasar meses, e incluso años, hasta que nos cae finalmente la ficha. Ejemplo: poco despues de cumplir los trece años tuve mi segundo trabajo. Despues del horario de colegio me iba orgulloso con mi acné y mis bermudas de franela gris a mi puesto de combate. Pasé alrededor de un año repartiendo diarios y revistas en un perímetro bastante extenso de mi barrio. Caminaba, caminaba, hablaba con los porteros, subía y bajaba por los ascensores extraños de decenas de edificios con un montón de papeles que, en su totalidad, conformaban un paquete bastante pesado para un chico de aquella edad. Me fui de ahí porque el dueño (un blusero treintañero y frustrado) del kioskito pedorro que me empleaba ( en la esquina de la ex calle Canning y Cabello) tardó varios meses en pagarme los dos últimos sueldos ,muy magros, que apenas alcanzaban para mis gastos. El fulano especulaba, yo no entendia nada. Para mí, en aquel entonces, todo era mucho mas simple, si uno daba, cumplía y se portaba bien, recibía una compensación por eso, si uno se esforzaba, ese esfuerzo era valorado. No había muchas mas vueltas ¿o si? Poco a poco fui entendiendo que aquel era el quid, la condición sine qua non de aquel “juego” : el deseo y su traducción mas inmediata, la pérdida de tiempo ( la del otro, por supuesto).

¿Valdrá esto como segundo ejemplo? En algunos lugares “muy desarrollados” de Europa expresar los sentimientos, un malestar o, lo peor de todo, cierto grado de entusiasmo ( que también es un sentimiento) ante la vida o las escasas oportunidades que se presentan en el camino cada muerte de obispo, es casi el equivalente a un pecado imperdonable que será aprovechado en todo su universo por los especuladores de turno, que son muchos, muchísimos. Allí, mientras mas se asemeje uno a un Robocop funcional que se mueve en camara lenta en el terreno de las expresiones y emociones, y de modo expeditivo como millonésimo eslabón de una cadena de producción instalada en el viejo mundo desde la Revolución Industrial, mas posibilidades tiene de sobrevivir en ese caos tan ordenado de hielo y egoismo que está desquiciando nuevamente al “primer mundo” (¡así están!) , un caos ridículo, mal adaptado y asimilado, cada vez mas presente en nuestras tierras. ¿ Será todo por culpa del dinero?, ¿ de la globalización?, ¿ de la sobredosis de información?, ¿ de la necesidad de poder, cualquier tipo de miserable poder sobre el otro? Se sabe que el latino mas acomplejado suele ser mas papista que el papa (si, con minúscula, cualquier semejanza del sumo pontífice con la Reina de las legumbres no es pura coincidencia). Hacer esperar , pero sobre todo hacer desear al otro es la materia prima del “jugador” que no entendió absolutamente nada de lo que quiso transmitir ( cito casi al azar un solo ejemplo ) ese escritor tan lúcido, e inevitablemente cínico, de apellido Houellebecq. Esto en el caso de que el opa ( o la opa) en cuestión haya leído algo mas allá de Corin Tellado, algún ladri “espiritual” o la Billiken. El ingenuo (o la ingenua) que sostiene esta empresa tan parecida a un Fitzcarraldo de cuarta piensa que, al hacer esto, su tiempo se convierte en oro ya que (¿volverá a pensar?) además de su tiempo se está quedando con el tiempo del otro quien, en algún principio remoto, suele manifestar cierto interés, emoción o entusiasmo ante la inminencia de algún proyecto o relación equis. Pero…el ingenuo ( o la ingenua) que hace esperar, y desear, no termina esperando tambien muy pero muy perversamente a que el otro desespere? Claro que si, ahí esta la clave, el summum del “juego” ¿Y al hacer esto, quien termina perdiendo? Porque también existe la grandísima posibilidad de que el que supuestamente espera no desespera sino que, con el correr vertiginoso del tiempo, se olvide para siempre del pobre (o la pobre) bobo/a que espera a que el otro espere, y desespere. Y es muy probable que ese otro, al aburrirse tempranamente del “juego”, le termine perdiendo todo tipo de respeto al bobo ( o boba) para, acto seguido, buscar y encontrar nuevas e infinitas posibilidades ( nada ni nadie -excepto la familia, los que nos quieren y valoran o los verdaderos amigos- es imprescindible en esta vida) de seguir jugando, así, sin comillas. Y ad infinitum.

3 comentarios:

  1. Anónimo11:44:00

    sos-un-ca-po

    Beso!
    Vero

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  2. Anónimo11:23:00

    gracias por estar Vero

    n

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  3. a veces el otro no se entera de qué va el juego, es una posibilidad...nunca pierdo la fe :)

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