domingo, 18 de marzo de 2012

La pared


Hace algunos días fui a misa despues de muchísimo tiempo. Me acompañaron algunos seres muy queridos y alrededor de cincuenta mil fieles que asisitieron a la ceremonia para presenciar el mayor espectáculo que se haya realizado en toda la vasta historia del planeta Tierra.
Luego de ver como el estadio se iba llenando poco a poco, quien habría de ser nuestro Dios durante un par de horas apenas se hizo esperar y, mientras un avión se estrellaba contra la pared del escenario, nos recordó que el rock ( el original, el que revolucionó las mentes de millones de personas) tiene fecha de caducidad. Dios apareció ataviado con la capa de un dictador pasado de rosca y nos invitó a descifrarlo. Tengo, al igual que gran parte de los asistentes al templo, la discografía completa de La deidad con sus apóstoles, pero cada gesto,cada sonido digerido en su momento fue en vano ya que todos ellos volvieron a cobrar un nuevo significado. Su voz, sin embargo, era la de siempre, conmovedora, melancólica, profunda y magnífica, la misma voz que vengo escuchando desde mi mas tierna adolescencia, me arriesgo a decir infancia. El sonido, por su parte, era impecable, rebotaba con exquisita potencia en todos los rincones del estadio. Los efectos visuales sobre la pared iban mas allá de la sorpresa y el ambiente era de emoción, pero también de devoción, total y absoluta. Desfilaron una a una las canciones tal cual aparecían en el disco, mas tarde en el cd, y luego el dvd. Tuve una sensación de ruptura, de final de camino, de algo que acababa para siempre, la terrible nostalgia anticipada de saber que Dios, al igual que el resto de sus viejos compañeros de genero y ruta, dificilmente quieran montar dentro de una decada, ya siendo octogenarios y multimillonarios, un show ( y la palabra queda lejos de lo que presenciamos) de semejante envergadura . Pero también me sentí envuelto por el pasado, por un monton de imágenes y sensaciones que creía olvidadas o enterradas allá a lo lejos, en el túnel del tiempo. Junto con los fieles gritamos, coreamos, aplaudimos y creo que todos lloramos o estuvimos a punto de hacerlo cuando Dios cantó “ Comfortably numb”. Es dificil explicar la cantidad de direcciones que tomaron los resortes internos en mi cuerpo, mi alma y mi cabeza al escuchar in situ y por su creador la mejor canción que tuvo, tiene y tendrá el rock and roll . Cuando todo terminó me sentí agradecido, plenamente satisfecho, con todas las ganas del universo de volver a casa para escuchar una a una, paladeando en la oscuridad como si fuera la primera vez, cada nota, cada sonido de todas las obras maestras y extraterrestres que hizo con su genio e ingenio la mejor banda que pudo haber parido desde sus inicios esa conjunción de sonoridad organizada, también denominada como Música.
Larga vida a Waters
Larga vida a Floyd
Amen

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